Las carreras de Fórmula 4 del parque de Zaragoza

A veces, el esfuerzo vale la pena… o por lo menos en estos ámbitos me entretiene bastante… y el verano pasado tocó esforzarse de nuevo. Tras la aventura para redescubrir aquellos detalles perdidos de la carrera de Caspe de 1967, tenía claro cual sería mi siguiente objetivo. Siempre en paralelo de la nunca inacabable búsqueda de información sobre los primeros años del Premio Ciudad de Alcañiz, tocaba echar un ojo a las poco conocidas carreras de Fórmula IV del parque Primo de Rivera de Zaragoza.

Durante 2023 por fin tuve un agosto tranquilo (laboralmente hablando), y tuve claro a qué dedicar una de las semanas de mis vacaciones: investigar en los archivos locales sobre el proyecto del Circuito de la Muela (no obtuve los permisos burocráticos a tiempo, cosas de ser verano), ir a la hemeroteca municipal del Ayuntamiento de Zaragoza (donde da igual de donde hayas venido, solo dispones de 3 horas al día como mucho para tus búsquedas/investigaciones) (una vez allí me atendieron estupendamente) e ir luego a pasar unos días a la ‘Meca’ española del automovilismo (Alcañiz) para disfrutar del archivo del Real Automóvil Club Circuito Guadalope y de la ronda de la European Le Mans Series que allí se disputó. Recalco lo de disfrutar a pesar de sufrir toda la semana tremenda ola de calor y dormir todas las noches sin aire acondicionado, la ausencia de humedad nocturna me facilitó mucho la vida respecto a lo que estoy acostumbrado en tierras valencianas.

Contexto local

Entremos en la materia de las carreras del parque Primo de Rivera, que es otra de aquellas historias olvidadas para todos los “jóvenes” de la ciudad que no las han llegado a ver. Durante años y años y años rugieron los motores de las motocicletas en el céntrico y pintoresco parque grande de la ciudad. Creando una tremendísima afición al motociclismo en circuito que tuvo que frenarse en seco con el fin de las carreras urbanas y la no-materialización del Circuito de la Muela (aunque siguió en forma de eventos de motocross y offroad), y que se reavivó un poco con la llegada de Motorland Aragón y sus carreras motociclistas nacionales e internacionales. El Premio Internacional de Nuestra Señora Virgen del Pilar fue un certámen motociclista de referencia a nivel nacional y que resonaba también a nivel internacional, así como también fue de los más duraderos en el calendario del campeonato de España.

El premio se inició en 1952 y pudo perdurar en el parque Primo de Rivera (Actual Parque Grande José Antonio Labordeta) hasta 1974. El circuito de 1560m. de longitud se corría en sentido antihorario y consistía en dos rectas (paseo de los Bearneses y paseo de San Sebastián) separadas por la primera curva a izquierdas donde actualmente se encuentra la Fuente Grande, tras ellas se giraba de nuevo a la izquierda para entrar en la zona revirada del trazado, consistentes en varias curvas unidas por mini-rectas ligeramente curvadas custodiadas en todo momento por muchos árboles en los laterales. Las últimas dos curvas eran la zona más lenta del circuito, y se podían realizar con una sola trazada curva si ésta se realizaba correctamente (igual que en las curvas del Hospital del Circuito Guadalope). Durante los años 60 también se usó como escenario para algunas especiales de rallyes aragoneses o nacionales.

La Fórmula IV

Sin ponerme a hablar de sus carreras de motociclismo (que no es lo mío y por suerte aquellos premios quedaron muy bien documentados en los medios especializados de la época), me toca hablar de las dos carreras de Fórmula IV (y por lo tanto de automovilismo) que se disputaron allí: el I Trofeo Taca de 1967 y el II Trofeo Taca de 1968. Carreras bastante desconocidas y de las que, a día de hoy y con riesgo a equivocarme, diré que nunca se ha escrito nada de ellas en el mundo internetil.

La Fórmula IV fue el primer intento nacional de crear un campeonato de automovilismo centrado en los circuitos, y a la vez que pudiese servir como campeonato de promoción para nuevos pilotos nacionales (nos habíamos quedado retrasadísimos respecto a gran parte de países europeos en ese sentido) y que pudiese dar una salida a los pequeños fabricantes y talleres de preparación de automovilismo (que por aquel entonces más allá de preparaciones para rallyes o pruebas regionales de subidas, poca clientela tenían). Los pocos esfuerzos del RACE en este sentido, contribuyeron a que no se hiciera nada más allá que fijar un reglamento y unas pautas para el Campeonato Nacional de Fórmula IV, pero como no se impulsó el campeonato sólo se disputaron pruebas sueltas en diferentes puntos del país. Es decir, no se llegó a crear ningún campeonato nacional en el 66 ni en el 67. De cara a 1968 y con la creación de la FEA parecía que sí iba a materializarse un calendario y campeonato nacional dicha temporada, pero finalmente no cuajó. En su lugar se crearon a modo sustitutivo un campeonato Catalán de Fórmula IV del que se proclamó campeón ‘Jean Claude’ (en la foto de abajo recibiendo el trofeo de vencedor de la carrera del 67) y un campeonato de Castilla de Fórmula IV (ambos con carreras en cuesta puntuables) del que desconozco el vencedor, pero puede ser que fuese algún piloto de Hispakart.

Sabiendo que me faltan algunas en la lista, tengo documentadas como carreras de velocidad de Fórmula IV en circuito las de:

  • 1966: Granollers 19 mayo (posible), Palencia 3 septiembre (cancelada), Alcañiz 11 septiembre (cancelada), Montjuic 23 de octubre.
  • 1967: Montjuïc 4 de mayo, Jarama 23 julio, Caspe 13 agosto (solo 2 participantes), Zaragoza 15 octubre.
  • 1968: Jarama 7 de abril, Granollers 26 mayo, Mallorca Costa Pinos 2 junio, Jarama 8 septiembre, Guadalajara 28 septiembre, Zaragoza 13 octubre.

Sobre los diferentes FIV destacaban en aquella época:

  • Hispakart: de Ramón López, construido con base del kart Tecno, fue el FIV dominante en ventas en la región centro y fidelizaba a aquel que lo probase.
  • Guepardo Artés: de Xifré, Molons y Artés de Arcos, el segundo de los Sélex fue el predecesor del éxito que vivió la marca con su ST3 de la F1430, funcionó bien en circuitos y dominó en ventas en la región catalana. Jean Claude se solía quitar la barra estabilizadora para bajar el peso del coche a riesgo de hacerlo más inestable.
  • Tapias: de Miguel Tapias, que en la época parecía el FIV puntero en velocidad y prestaciones, no así en fiabilidad (realmente ningún FIV tenía si se le exigía el máximo). El Tapias fue mejorando/evolucionando a cada temporada.
  • Resto (Tauro, Poltra, Urgell, Columbia etc…): Construidos artesanalmente por su propio piloto o su mejor amigo, más lentos y pesados que los tres grandes, se conformaban con llegar a la meta sin percances.

En 1969 desaparecieron de los circuitos (permaneciendo en subidas), con la promesa de una muy próxima Fórmula Nacional de monoplazas para la promoción de pilotos a cargo de la FEA, con un reglamento técnico más elaborado que el de la Fórmula IV con la intención de que fuesen algo más que simples chasis caseros con motor de motocicleta. Finalmente la Fórmula Nacional (aka Fórmula 1430) llegó en 1971.

1967

Siendo la 16ª edición del GP de Motociclismo, la capital aragonesa se apuntó a organizar su primera carrera urbana con Fórmulas IV, pese a no tener pilotos ni antecedentes locales en esta materia. Los dos focos nacionales que poseían estas máquinas (Barcelona y Madrid) respondieron en un sorprendente gran número a la cita, acudiendo también algunos pilotos de las Islas Baleares, y llenaron la parrilla dando a los organizadores (Moto Club de Aragón) y a los asistentes una gran alegría, pues la novedad de la Fórmula IV se había anunciado previamente como la prueba más emocionante a disputarse ese día en el parque (hasta el año anterior la carrera de 500cc era la que centraba las principales miradas). Las otras pruebas de día eran la carrera nacional de hasta 175cc con 17 inscritos, y las pruebas internacionales de 125cc con 19, de 250 cc con 21 y de sidecars con 9.

En esta edición, debido a que una carrera ciclista organizada para las fiestas debía terminar esa misma tarde en el parque, todos los entrenamientos se trasladaron al sábado y las carreras se celebraron con prisas durante la mañana del domingo. La que nos interesa estaba programada inicialmente para disputarse como la última, y parece ser que se adelantó en el programa. Ella prometía ser un duelo entre Jean Claude y Miguel Tapias, los dos pilotos más experimentados con Fórmulas IV por aquel entonces y que venían de correr solos en Caspe. Tras una lenta organización en la parrilla de salida (había que reorganizarla tras no presentarse en la primera línea de salida el Tapias averiado de José Pérez) Miguel se puso en cabeza en la arrancada, sin embargo en la segunda curva chocaba contra las balas de paja debido a sus neumáticos fríos y se reincorporaba en último lugar.

Jean Claude pasó a liderar con Manuel Traver segundo y Ramón López tercero. Como era habitual en estos fórmulas, conducir al límite con ellos solía significar una avería segura, y en este caso, Jean Claude estuvo a punto de abandonar al rompérsele los soportes del motor poco antes del final. Traver perdió varias vueltas en boxes revisando su motor y a Ramón López se le rompió el cambio tras rodar sólidamente en la segunda plaza gran parte de la carrera. Detrás, Nadal, Giró y Asensio mantuvieron alguna que otra lucha, pues en principio se estaban disputando el podio. Tapias en plena remontada también sufrió una avería en el motor y abandonó definitivamente.

Lo que pudo pasar detrás de esas primeras plazas me es toda una incógnita pues las crónicas a mi alcance ni lo nombran, pero parece ser que poca batalla se vio pese al número de inscritos, ya que al haberlos usado tan poco en competición, el resto de participantes se conformaban con terminar la carrera sin sufrir ninguna avería adicional. Esto, las confusiones con los participantes de la megafonía y que el promedio de velocidad de los FIV terminó siendo más lento que los de las 125cc, sembró un ligero desagrado entre los asistentes a pesar de que este pequeño circuito llano no se les quedaba nada grande a los formulillas (si tuvieron serios problemas de velocidad y rendimiento tanto en Montjuich 67 como en Guadalope 66).

1968

Al año siguiente, partiendo del éxito de inscritos anterior y de que la temporada 68 parecía más animada entorno a los Fórmulas IV (la carrera era puntuable para el campeonato de Castilla), el Moto Club Aragón decidió volver a convocar la carrera y volvió a contar con TACA (TAlleres CAtaluña, empresa aragonesa) como patrocinador principal. Esta vez, se disputaron cómodamente las carreras durante toda la jornada del domingo sin prisas entre los organizadores. 16 corredores se inscribieron en 125cc junior nacional, 22 en 125cc internacional, 32 en 250cc internacional, 12 en sidecars y 18 en la carrera de Fórmula IV que cerró la jornada, y donde finalmente tomaron la salida 12 pilotos.

De la carrera tengo poco a señalar: Jean Claude y Miguel Tapias volvían a ser los favoritos tras la carrera del año pasado, esta vez el primero supo mantener la primera posición y el segundo la calma, aunque finalmente tuvo que abandonar a 8 vueltas del final tras romper la cadena de la transmisión de su Tapias. El balear Pedro Coll fue el auténtico protagonista en esta edición, pues tras empezar con mucha calma ya que empezaba la carrera en la última fila, fue adelantando posiciones durante el transcurso de la misma hasta dar caza a Jean Claude y colocarse en la primera plaza a 4 vueltas del final, cogiendo incluso varios segundos de ventaja en las últimas vueltas.

De los otros 6 pilotos que finalizaron la carrera sólo Manuel Traver que finalizó en el podio, se salvó de ser doblado por los dos pilotos punteros (en la revista Fórmula parece que los tiempos finales están erróneos). El no haber localizado una lista de inscritos completa, me impide publicar el resto de participantes o percances, espero resolverlo en próximas visitas a Zaragoza o con la ayuda del Moto Club.

Debido a este cambio en el liderato y a que los fórmulas parecían más rápidos y mejor preparados que en la edición anterior, el público salió más contento de aquella carrera pese al menor número de participantes, sin saber que sería la última que sabrían de ellos en mucho tiempo, pues la desaparición de la FIV en el 69 y la ausencia de un circuito permanente hasta Motorland, impidió que durante décadas los aragoneses volviesen a ver carreras de monoplazas en circuitos de velocidad asfaltados.

Hoy en día los sonidos del agua de las fuentes, los niños jugando, y deportistas corriendo dominan en el parque, que suena muy diferente a lo que debieron escuchar aquellos que asistieron a su ‘parque ‘zona verde’ favorita, para ver correr a los ‘ases del motor’ de la época, que entre árboles, farolas y gente aglomerada a los lados haciendo de valla natural, disfrutaban una vez al año de lo que una vez fueron, las carreras de Zaragoza.

Agradecimientos/Fuentes:

  • Archivo Municipal / Hemeroteca Municipal (Palacio de Montemuzo) – Ayuntamiento de Zaragoza
  • Archivo Fotográfico Digital – Ayuntamiento de Zaragoza
  • Revistas Fórmula Nº 14, 21-22 y 25
  • Revista Autódromo – Especial Hispakart
  • El Circuito del Jarama Tomo I y Tomo II (Fundación Race – Pablo Gimeno)
  • 40 años de Historia en el Circuito de Montjuïc (Javier del Arco)
  • Historia del Automovilismo en Aragón (AACD)
  • Carlos Casimiro
  • Miguel Pascual Laborda (Qepd)
  • Bonus: El día que… Zaragoza acogió la última carrera urbana del Nacional (Juan Pedro de la Torre – Motociclismo.es)

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